¿QUÉ ES UN BULO?
Es una noticia falsa propagada con un fin. Normalmente para perjudicar a una entidad o persona. Los bulos, aparte de ser noticias falsas, también pueden ser anuncios engañosos sobre salud, alimentación, tecnologías, economía o premiaciones.
El objetivo de los bulos es crear alarmismo entre la población, falsas expectativas o desvalorizar un producto, negocio o persona. Muchas marcas tanto conocidas como no, se han visto perjudicadas en su imagen cara al público y, por consiguiente, económicamente, ya que esto produce enormes bajas en el proceso de consumición.
Aunque este término, a lo largo de la historia ha ido reproduciendo y fomentando de diferentes formas y en diferentes situaciones. Aunque entre el último siglo (XX) y este que estamos viviendo, han conseguido una mayor presencia y expansión debido a que los mayores medios para su divulgación pueden ser alcanzado por cualquier persona; los mass media.
Pero en la actualidad, los bulos se han generalizado muchísimo tanto en las noticias de periódicos digitales o plataformas web, como en redes sociales.
BULOS EN LA HISTORIA
Julio César, Cleopatra, Escipión, Lucio Sergio Catilina, etc. Por ejemplo, fueron sembradores o afectados por rumores o falsas noticias hace miles y miles de años influyendo en su futuro y por lo tanto en la historia, de forma directa, verificando la importancia de las facultades y consecuencias de un bulo.
El falso rumor de que Julio César y su gigantesco ejército -que en realidad eran solo 300 jinetes y 5.000 infantes para atacar Roma, ha atravesado la historia, convirtiéndose prácticamente en leyenda, confirmando que el bulo no solo es un término de actualidad y el poder e influencia que puede llegar a esconder esta palabra de solo cuatro letras.
------------------------------------------------------------------------------------
En el 133 a. C., tras Roma recibir una gran fortuna por parte del rey Átalo III de Pérgamo, Tiberio Graco, quería que esas enormes ganancias se destinarán a financiar la reforma por él propuesta. Pero muchos senadores entraron en desacuerdo con esta idea, acusándolo de tiranía. El senador Pompeyo, en concreto, lo acusó de recibir por parte del difunto Rey una diadema real, como si fuera el legítimo heredero. Pompeyo no tenía pruebas de esto, ni afirmó estar presente en aquel acontecimiento pero se creyó su palabra, extendiéndose el rumor por toda Roma. Todo esto acabó con el asesinato de Graco y con su cadáver tirado al río.